miércoles, 26 de junio de 2013

Daños II

¿Sabes? Siempre he visto la soledad como ausencia de todo,
de todos. Siempre la he imaginado como la típica bailarina de caja de música. Preciosa, pero sola. Ese es un detalle que poca gente aprecia. Que la soledad muchas veces seduce porque parece hermosa.
Pero desde hace días, lo veo más como un día de tormenta en la playa. Uno de esos días en los que el mar está tan cabreado que no quiere ni ver al sol, ni a las gaviotas, ni a ningún bañista temerario.
Tan furioso que no se aguanta a sí mismo.
Supongo que la soledad hace eso a la larga, acabar haciendo que se odie todo.
Entonces ahí, se acaba lo hermoso y empieza la furia, o digamos que la tormenta se desata.

lunes, 10 de junio de 2013

Noséques

Llegó un día en el que te fuiste. Dando un portazo.
Recuerdo algo de un "hasta nunca".
Hasta nunca.. Casi lo prefiero a un "adiós". Porque hasta nunca pues es eso, hasta nunca. Irrevocable.
Pero,¿y un adiós? ¿Hasta cuándo es?
Desde aquello la rutina de lágrimas de ojos para dentro, se ha vuelto eso, rutina. Hay demasiadas cosas malas que adoptamos como buenas por culpa de la rutina. El fingir estar bien o que no te echo de menos, son solo dos ejemplos de un largo etcétera.
Él que dijo aquello de "quien bien te quiere te hará llorar" fue el mismo al que siempre le partían el corazón. Y lo dijo por la rutina de sufrir.. Jodida rutina, otra vez.
Creo que la rutina es algo así como el mono que tienen los fumadores. Una vez te engacha, es complicado salir de ella.
Supongo que tiene su solución, para el tabaco, los parches de nicotina, para mi rutina de estar sola, tú.