martes, 23 de julio de 2013

Daños III

Un beso.
Una mirada.
Un adiós.
Un abrazo.

Un "para siempre"
y un "hasta nunca".
Una vida que empieza
cuando otra acaba.

Un chiste
malo.
Una sonrisa
falsa.

Un bus
que se pira sin ti.
Un largo viaje
en coche.

Manos frías
en invierno.
Y los paseos
por la playa de verano.

Una respiración agitada
después de un orgasmo.
Y unas lágrimas
que contrastan
en una despedida.

El caos y las risas
de un bebé.
Y la tranquilidad
de la vejez.

Los nervios
del primer día de clase.
Y la alegría
del último.

Un sarcasmo.
Una ironía.
Y una mirada
que podría matar.

Colonia
de vainilla.
Helado
de fresa.
Y chocolate
caliente.

Y tú..
Para ti no hay
palabras
sensaciones
ni recuerdos
(buenos)
que hagan justicia
el estar contigo.
Que putada,¿eh?

lunes, 15 de julio de 2013

Duelo de miradas con mi espejo para acabar perdiéndote

La pelea diaria contra el espejo
no sería tan jodida
si mi reflejo
viniera de tus ojos.
Porque he visto ojos
marrones
que ahogan más
que cualquier océano
sacado de unos azules.

Demasiadas veces olvidamos
que más que unos ojos
devastadores,
lo que destruye
es
una
mirada.

Y yo, digamos que
me muero
por verme
en tu mirada.

Pero de momento
sigo
a hostias
con mis espejos.

domingo, 7 de julio de 2013

Cuestión de errores

El error más grande
que haya y pueda cometer,
va a llevar siempre 6 letras.
Las seis letras de mi nombre.

Porque nos hemos empeñado en crear cosas indemostrables.
Como la mala suerte
o el (jodido) karma.
Sólo para poder culparlos
de las consecuencias
de nuestras malas acciones.
Lo dicho,
mi mayor error
voy a ser yo.
Dejando de cometer errores.

jueves, 4 de julio de 2013

Crisis de andar por casa.

He cambiado tanto, que ya ni sé como me gustan los cereales con la leche.
Recuerdo algo de que me gustaba crujientes, recién echados en la leche (caliente).
Y ahora.. Aqui estoy, esperando a que se queden blandos y prácticamente despedazados, en la leche (fría).
Tan blandos y hechos trozos como mi vida. Sí, es irónico que compare mi vida con un tazón lleno de cereales reblandecidos, sin consistencia. Totalmente ridículo.
Pero siguiendo con el paralelismo, me siento blanda, sin voluntad, rodeada de un (líquido) frío que lo envuelve todo. Y esperando a algo mucho mayor, que piensa engullirme sin ni siquiera pedir permiso.
Tengo 19 años y demasiadas resposabilidades para mi niña interior, que no sabe cómo quiere los cereales.