lunes, 9 de septiembre de 2013

Plumas

Su cabeza era un mundo
inexplorado.
Puede que con algún kilómetro
de más
y un sentimiento
de menos.
No sé.

Convive
a hostias
con la autodestrucción,
alguna que otra cicatriz
y más de alguna lección
aprendida.

Siempre se ha visto
mediocre
en medio de gente
que sobresale.
Alguna vez
fue la mejor en algo,
sin contar el ser un desastre.
Supongo que ella brilla,
pero poco.

En algún sitio oyó eso de
'no quiero a una mujer cuerda,
porque las cuerdas atan'.
Y le dió permiso a su locura
para escaparse.

De momento ha conseguido
que los pájaros
que le rondaba por la cabeza,
se queden con ella.
Pero en el brazo.
Como desafío al mundo
de que esos pájaros son suyos
y de nadie más.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Ese sutil mecanismo de tortura que son los sueños

He soñado
que volvíamos de Vallecas en metro.
Con más gente.
Y que me abrazabas
por la espalda
y
apoyabas tu barbilla en mi cabeza. Nunca
he estado en tus abrazos
y hasta en sueños
sé lo bien que se está ahí.
Estoy loca.
Luego me dabas un beso
en cada comisura del labio.
Y yo
te besaba
en los tuyos.
Estábamos tan sorprendidos los dos..
Entonces yo
te preguntaba
por qué
y tú
me decías que estabas harto
de todo
y que te daba igual
el mundo.
Que tenías
en el alma
los restos de todos
los amores
que no has tenido
y
de todas las deudas
que aún les debes. A ellos.
Esa marca
era como el resto
pegajoso
que se queda al quitar una tirita
que lleva mucho tiempo
ahí.
Y habías decidido solucionarlo
con mis besos.
Como si ellos
mis besos,
fueran el mejor disolvente.

La nostalgia es
ese golpe
en el pecho,
que no sé cómo explicarte
y que por eso
duele el doble.

Y echar de menos
cosas que sólo ocurren
en sueños,
es peor golpe,
¿no crees?

Lo que me faltaba,
torturarme
hasta en sueños.