miércoles, 26 de junio de 2013

Daños II

¿Sabes? Siempre he visto la soledad como ausencia de todo,
de todos. Siempre la he imaginado como la típica bailarina de caja de música. Preciosa, pero sola. Ese es un detalle que poca gente aprecia. Que la soledad muchas veces seduce porque parece hermosa.
Pero desde hace días, lo veo más como un día de tormenta en la playa. Uno de esos días en los que el mar está tan cabreado que no quiere ni ver al sol, ni a las gaviotas, ni a ningún bañista temerario.
Tan furioso que no se aguanta a sí mismo.
Supongo que la soledad hace eso a la larga, acabar haciendo que se odie todo.
Entonces ahí, se acaba lo hermoso y empieza la furia, o digamos que la tormenta se desata.

No hay comentarios:

Publicar un comentario