Veo Madrid y veo gente. Gente y más gente con caras de alfombra. Gente vencida con un desgastado 'bienvenido' pintado en la cara. Falso. Total, ¿quién querría ser bienvenido a una tormenta ajena?
No es que hayamos pasado un invierno, es que el frío de nuestros corazones se ha hecho cuidad.
Y entre tantos rostros de felpudo yo he encontrado un ángel. Tiene la sonrisa del Diablo y su corazón esta enterrado en una isla.
Le gusta la cerveza casi tanto como un buen libro. Le dije 'te quiero' y me abrazó. Me dijo que los ángeles estrellados como él no me podrían querer. Supongo que sí que es verdad que es un poco diablo.
No sabe que esa sonrisa es como el tiro de gracia, el de 'sí, he apuntado, disparado y ahora voy a dejar que te desangres'. Porque me quieres. Así entiende el amor mi ángel.
No entiende que yo podría hacer arden Madrid hasta hacer desaparecer este invierno de todos los corazones de rostros de felpudo. Tampoco entiende que podría recibir mil tiros de su sonrisa por un beso. Lo sé, yo tampoco podría entenderme.
Supongo que al final y al cabo, mi ángel no es tan ángel, puede que no sea ni un chico malo con una sonrisa tentadora.
Lo que sé es que el pecho tengo heridas de sus sonrisas y ningún beso suyo a la vista.
.. La nostalgia es ese golpe en el pecho que no sé como explicarte y que por eso, duele el doble.
lunes, 13 de enero de 2014
Veo
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